8. La vida es simple

Tienes que tener hijos antes de los 35. Tienes que tener un buen trabajo (para tener hijos, ayuda). Tienes que tener una pareja estable (también ayuda para tener hijos). Tienes que tener un montón de cosas: una casa, un coche, un smartphone.

Vivimos presionados por la sociedad. No es que haya alguien allá arriba que nos diga lo que tenemos que hacer (lo siento, no creo en élites opresoras), sino que nos sentimos presionados porque es lo que tiene la mayoría de la gente. Y la mayoría de la gente lo tiene porque, a su vez, cree que es lo que tiene la mayoría de la gente. Algo así como cuando vas con un grupo de amigos a un sitio que no sabes dónde está, y los sigues pensando que ellos saben dónde está, pero ellos tampoco saben dónde está y te están siguiendo a ti.

No hay nada de malo en tener hijos, un coche o una casa. El problema es tenerlo por encajar con la mayoría o por cumplir las expectativas de otros. Por eso, amigo bala perdida, la vida es simple. Haz lo que te hace feliz y no busques ser algo que no eres.

Y sino mira la charla de este campesino tailandés.

4. Eternos insatisfechos

Los mileniales nunca estamos a gusto con lo que tenemos. No es que seamos inconformistas de nacimiento, sino que la vida nos hizo así.

Vamos, no esperes a que te cuente el cuento. (No esperes a que nadie te cuente el cuento.) Mira la entrevista con Simon Sinek por ti mismo y saca tus conclusiones.

3. Lo queremos todo

philippe-hugonnard-destination-signs-key-west-florida

Somos los primeros nativos digitales: crecimos con ordenadores, móviles y videojuegos. La tecnología nos ha acostumbrado a tener las cosas al momento. ¿Para qué vamos a ir al banco a hacer una transferencia, si lo podemos hacer con un clic desde el móvil? Además, siempre están los viejitos que tardan media hora en comprobar el estado de su cuenta y retirar algo de dinero (total, luego siempre andan pagando con monedas de céntimos en las tiendas). Pero no sólo cuestiones administrativas como transferencias bancarias, también nos hemos acostumbrados a ligar desde el móvil. ¿Tú nunca has entrado en Tinder o similares?

La tecnología también nos ha abierto al mundo. La pantalla del ordenador es una ventana al mundo, desde la cual podemos saber lo que está pasando en cualquier parte. Y hablar a tiempo real con cualquier persona esté donde esté. Eso nos convierte en omnipresentes. Ya no sirve ese refrán: «cada cual en su casa y Dios en la de todos» porque estamos todos en la de todos. Es una fiesta, pero también un agobio.

Sumemos esos dos factores:

(Todo al momento) + (omnipresencia) = Si eres un culo inquieto persona curiosa como yo, y creo que lo eres porque estás leyendo esto, significa que TE COSTARÁ ESCOGER UNA COSA. Hay demasiadas cosas interesantes en el mundo, Facebook no deja de bombardearte con ellas. Ahora el video de un australiano que ha inventado un aparato con el que limpiar los océanos (y piensas: ¡yo también podría inventar alguna cosa útil, estoy desperdiciando mi talento aquí sentado!), luego un post sobre una tribu de la selva amazónica (y piensas: ¡qué ganas de viajar a la selva!). De esa manera se agranda la confusión en la que vivimos a diario, queremos todo y lo queremos al momento. Sin embargo, para la gran mayoría de cosas, aparte de las transferencias bancarias y los ligues vacíos de Tinder, hace falta tiempo y dedicación.

(Entiende que es una simplificación. Facebook puede ser muy útil y de Tinder han salido parejas estables. Tampoco todas las ancianas pagan con monedas de céntimos en las tiendas.)